viernes, 21 de enero de 2022

El destino del Coliseo tras el fin del Imperio

Tras la desaparición del Imperio romano de Occidente, el antiguo Anfiteatro Flavio aún siguió un poco más en uso. La arena se seguiría usando para distintas competiciones hasta bien entrado el siglo VI, registrándose la última lucha de gladiadores de la historia hacia el año 435. La caza de animales continuó en cambio hasta por lo menos el año 523, ya bajo reinado de los ostrogodos.

El Coliseo experimentó grandes cambios en su uso durante el periodo medieval, una vez perdida su función original. A finales del siglo VI se construyó una pequeña iglesia dentro de la estructura del anfiteatro, aunque aparentemente aún no se le dio un significado religioso al edificio entero. La arena además se transformó en un cementerio asociado a dicha iglesia. Los numerosos espacios entre las arcadas y bajo los asientos se convirtieron en fábricas de todo tipo, refugios y viviendas precarias, y según las fuentes se alquilaron hasta el siglo XII.


Durante el papado de Gregorio Magno, el Coliseo, al igual que muchos de los monumentos antiguos, pasó a ser propiedad de la Iglesia, que era la única autoridad efectiva en Roma y en toda la zona circundante. Sin embargo, carecía de recursos materiales para mantenerlo, por lo que cayó en el abandono y el expolio.
 En la Edad Media, la decadencia de la ciudad afectó a todos los monumentos imperiales. Los terremotos de los años 801 y 847 causaron destrozos en un edificio prácticamente abandonado en las afueras de la ciudad medieval salvó por las fábricas y las viviendas precarias de los más pobres

Cuando en 1084 el papa Gregorio VII fue expulsado de la ciudad, muchos monumentos pasaron a manos de familias nobles romanas, que los usaron como fortalezas. En el caso del Coliseo, alrededor de 1200 la familia Frangipani se apropió de él y lo fortificó, usándolo de forma parecida a un castilloy convirtiéndolo en el centro de su área de influencia. El Coliseo fue cambiando de manos constantemente de manos hasta 1312, en que volvió a la Iglesia.


El gran terremoto de 1349 dañó severamente la estructura del Coliseo, haciendo que el lado externo sur se derrumbase. Muchas de esas piedras desprendidas fueron recuperadas para construir palacios, iglesias y edificios en toda Roma.
Una orden religiosa se asentó entonces en el tercio norte del Coliseo y siguió habitándolo hasta principios del siglo XIX. La piedra del interior del anfiteatro fue picada en exceso, para reutilizarla en otra parte o (en caso de la fachada de mármol) quemarla para obtener cal viva. Las abrazaderas de bronce que sostenían la mampostería fueron arrancadas de las paredes, dejando numerosas marcas. Aún hoy pueden observarse dichas cicatrices en el edificio

En los ss.XV y XVI, el último mármol travertino que lo recubría fue arrancado para emplearlo en otras construcciones, por ejemplo, el Palacio Barberini y el Puerto de Ripetta. También se utilizó para quemarlo y obtener cal. El expolio de piedras continuó hasta 1749, en que Benedicto XIV consagró el monumento como lugar santo en memoria de los mártires allí ejecutados (si bien se cree que la mayoría de estos fueron martirizados en el Circo Máximo). Prohibió el uso del Coliseo como cantera y consagró el edificio a la Pasión de Cristo e instaló el Vía Crucis, declarándolo santificado

Durante los ss.XVI y XVII, la Iglesia buscó un papel productivo para el casco en ruinas del Coliseo. El papa Sixto V (1585-1590) previó convertir el edificio en una fábrica de lana para emplear a las prostitutas de Roma, aunque esta propuesta fracasó debido a su muerte prematura. En 1671 el cardenal Altieri autorizó su uso para corridas de toros; una protesta pública hizo que la idea se abandonara apresuradamente

El siglo XIX comenzaron una serie de obras para estabilizar muchos monumentos antiguos. El 1820 se terminaron varios contrafuertes, restauración llevada a cabo por orden de Pío VII, que son claramente distinguibles hoy en día, y sin los cuales el edificio se habría derrumbado.Durante todo el siglo se sucedieron obras de consolidación y mejora, incluso cuando la ciudad se convirtió en capital del nuevo Reino de Italia

Durante el regimen fascista, el Coliseo se convirtió en símbolo del Gobierno de Mussolini cuya vida del Fori Imperiali finaliza en él. En consecuencia,el anfiteatro junto a otros símbolos fascistas, fue bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial, causando grandes daños, que serían reparados paulatinamente tras el fin del conflicto con la llegada de la República.

viernes, 14 de enero de 2022

La ajetreada vida del Mausoleo de Augusto


Las muchas vicisitudes del Mausoleo de Augusto empezaron incluso antes del fin del Imperio romano en Occidente, ya que según la historiografía tradicional, durante el Saqueo de Roma por Alarico en el año 410, los visigodos asaltaron las criptas, robaron las urnas y esparcieron las cenizas, sin dañar en ningún caso la estructura del edificio.
Platner y Ashby, sin embargo, declaran que, dado el respeto que los visigodos demostraron por iglesias y otros monumentos durante el saqueo, que «la historia del saqueo por Alarico no tiene base histórica y no sabemos nada de su destrucción (del Mausoleo)».

Es decir, no sabemos de forma fidedigna en que fecha exacta ni quien destruyó los altares y urnas funerarias del Interior del Mausoleo, pero dado lo ocurrido en otros monumentos de la ciudad, es fácil imaginar que los materiales más nobles fueron utilizados para la construcción de otros edificios (el mármol expuesto a altas temperaturas se transforma en cal) y la estructura fue reaprovechada para viviendas precarias edificadas por la gente más pobre de la ciudad, como pasó por ejemplo con el Coliseo

Sin embargo, dada su situación bastante alejada de lo que fue la Roma medieval (la ciudad perdió más de tres tercios de su población y en consecuencia se redujo en extensión), a finales del siglo X el Mausoleo ya no era utilizado como vivienda precaria. Se encontraba de hecho en gran medida enterrado bajo tierra y habiendo crecido árboles sobre él, llegando a ser referenciado como Mons Augustus (Monte Augusto). En la cima del mausoleo se construyó una capilla dedicada al arcángel Miguel, mientras que a su lado se encontraba la iglesia de Santa Maria in Augusto, más tarde transformada en San Giacomo degli Incurabili

En el siglo XII el túmulo se fortificó con un castillo (tal y como había ocurrido con el Mausoleo de Adriano, que pasó a ser el castillo de Sant'Angelo; o el Teatro de Marcelo) y fue ocupado por la familia Colonna. Sin embargo, no disfrutaron mucho tiempo de su nueva fortaleza. Después de la desastrosa derrota de la Comuna de Roma en 1167, los Colonna cayeron en desgracia, fueron exiliados por el Papa Gregorio IX y su castillo sobre el antiguo mausoleo fue destruido.

Durante el siglo XVI, con motivo de la decisión del Papa León X de urbanizar el ala septentrional del Campo de Marte, se introdujeron importantes reformas en el espacio del antiguo Campo de Marte, pasando a restaurarse el Mausoleo como parte de los jardines del palacio del cardenal Francesco Soderini. Permanecerá en la familia Soderina hasta 1700, momento en que el complejo residencial pasó a manos de la familia Correa de Silva.

En 1780, uno de los herederos de la familia, el diplomático Vincenzo Mani Correa, impulsó al arquitecto Bernardo Matas a que reformase el espacio arqueológico y parte de los antiguos jardines del palacio para convertir el edificio en una plaza de toros, muy populares en la época. Se creó así una estructura con graderíos de madera y que subsistió en las primeras décadas, acogiendo corridas de toros y otros espectáculos.


Tras la muerte del marqués de Correa, el anfiteatro pasó a manos del también aristócrata Francesco Saverio Armentieri, quien inició la transformación de la plaza original en una obra de fábrica, con corrales, para acoger a los toros que habían de lidiarse. Los gastos derivados de la restauración hicieron que Armentieri se deshiciera del monumento y se lo vendiera, en 1802, a la parte encargada de la administración de la Ciudad del Vaticano, la conocida como Cámara Apostólica. A partir de entonces, la Santa Sede se encargó de culminar las obras de reforma y promover la celebración de distintos espectáculos, no sólo corridas de toros, sino también representaciones teatrales y castillos de fuegos artificiales, un gran reclamo para el pueblo romano

El arquitecto Giuseppe Valadier intervenía en 1814 el edificio para instalar un palco real, con motivo de la llegada a Roma del emperador Francisco I de Austria; así como una cubierta de hierro con toldos corredizos en 1826. En 1873 pasó a ser propiedad de la Corona del recién creado Reino de Italia. En 1881 alquiló el edificio el aristócrata Giuseppe Telfener quien realizó una cúpula de hierro y cristal para cubrir el anfiteatro. Las medidas de seguridad se consideraron inadecuadas y fue clausurado en 1907.

Ese mismo año fue adquirido por el Ayuntamiento de Roma, quien lo abrió un año más tarde como una sala de conciertos denominada el Augusteo. El 13 de mayo de 1936 se celebró el último concierto antes de que el dictador Benito Mussolini decidiera demoler la cúpula y las estructuras más recientes


La restauración del Mausoleo de Augusto entraba así en los ambiciosos planes de Mussolini de reorganizar la ciudad de Roma para conectar las aspiraciones de la Italia fascista con las antiguas glorias del Imperio romano, e incluso pensó en enterrarse en el lugar. La recuperación no pudo concluirse debido al estallido de la Segunda guerra mundial en 1939 y los restos quedaron expuestos al aire libre durante más de sesenta años. El mal estado de conversación del monumento y su progresivo deterioro obligó a cerrarlo al público sin fecha de reapertura en 1970

No sería hasta enero de 2017,casi 50 años después, que las autoridades italianas anunciaron que gracias a la concesión de 6 millones de euros de Telecom Italia el Mausoleo de Augusto recibiría una restauración que permitiría su reapertura al público. La recuperación incluirá una exposición multimedia que proyectará imágenes antiguas y modernas de Roma en las paredes exteriores de la estructura. Su apertura se esperaba para abril de 2019, aunque finalmente se produjo en 2021.