Tras la desaparición del Imperio romano de Occidente, el antiguo Anfiteatro Flavio aún siguió un poco más en uso. La arena se seguiría usando para distintas competiciones hasta bien entrado el siglo VI, registrándose la última lucha de gladiadores de la historia hacia el año 435. La caza de animales continuó en cambio hasta por lo menos el año 523, ya bajo reinado de los ostrogodos.
El Coliseo experimentó grandes cambios en su uso durante el periodo medieval, una vez perdida su función original. A finales del siglo VI se construyó una pequeña iglesia dentro de la estructura del anfiteatro, aunque aparentemente aún no se le dio un significado religioso al edificio entero. La arena además se transformó en un cementerio asociado a dicha iglesia. Los numerosos espacios entre las arcadas y bajo los asientos se convirtieron en fábricas de todo tipo, refugios y viviendas precarias, y según las fuentes se alquilaron hasta el siglo XII.
Durante el papado de Gregorio Magno, el Coliseo, al igual que muchos de los monumentos antiguos, pasó a ser propiedad de la Iglesia, que era la única autoridad efectiva en Roma y en toda la zona circundante. Sin embargo, carecía de recursos materiales para mantenerlo, por lo que cayó en el abandono y el expolio. En la Edad Media, la decadencia de la ciudad afectó a todos los monumentos imperiales. Los terremotos de los años 801 y 847 causaron destrozos en un edificio prácticamente abandonado en las afueras de la ciudad medieval salvó por las fábricas y las viviendas precarias de los más pobres
Cuando en 1084 el papa Gregorio VII fue expulsado de la ciudad, muchos monumentos pasaron a manos de familias nobles romanas, que los usaron como fortalezas. En el caso del Coliseo, alrededor de 1200 la familia Frangipani se apropió de él y lo fortificó, usándolo de forma parecida a un castilloy convirtiéndolo en el centro de su área de influencia. El Coliseo fue cambiando de manos constantemente de manos hasta 1312, en que volvió a la Iglesia.
El
gran terremoto de 1349 dañó severamente la estructura del Coliseo,
haciendo que el lado externo sur se derrumbase. Muchas de esas
piedras desprendidas fueron recuperadas para construir palacios,
iglesias y edificios en toda Roma.
Una
orden religiosa se asentó entonces en el tercio norte del Coliseo y
siguió habitándolo hasta principios del siglo XIX. La piedra del
interior del anfiteatro fue picada en exceso, para reutilizarla en
otra parte o (en caso de la fachada de mármol) quemarla para obtener
cal viva. Las
abrazaderas de bronce que sostenían la mampostería fueron
arrancadas de las paredes, dejando numerosas marcas. Aún hoy pueden
observarse dichas cicatrices en el edificio
En los ss.XV y XVI, el último mármol travertino que lo recubría fue arrancado para emplearlo en otras construcciones, por ejemplo, el Palacio Barberini y el Puerto de Ripetta. También se utilizó para quemarlo y obtener cal. El expolio de piedras continuó hasta 1749, en que Benedicto XIV consagró el monumento como lugar santo en memoria de los mártires allí ejecutados (si bien se cree que la mayoría de estos fueron martirizados en el Circo Máximo). Prohibió el uso del Coliseo como cantera y consagró el edificio a la Pasión de Cristo e instaló el Vía Crucis, declarándolo santificado
Durante los ss.XVI y XVII, la Iglesia buscó un papel productivo para el casco en ruinas del Coliseo. El papa Sixto V (1585-1590) previó convertir el edificio en una fábrica de lana para emplear a las prostitutas de Roma, aunque esta propuesta fracasó debido a su muerte prematura. En 1671 el cardenal Altieri autorizó su uso para corridas de toros; una protesta pública hizo que la idea se abandonara apresuradamente
El siglo XIX comenzaron una serie de obras para estabilizar muchos monumentos antiguos. El 1820 se terminaron varios contrafuertes, restauración llevada a cabo por orden de Pío VII, que son claramente distinguibles hoy en día, y sin los cuales el edificio se habría derrumbado.Durante todo el siglo se sucedieron obras de consolidación y mejora, incluso cuando la ciudad se convirtió en capital del nuevo Reino de Italia
Durante el regimen fascista, el Coliseo se convirtió en símbolo del Gobierno de Mussolini cuya vida del Fori Imperiali finaliza en él. En consecuencia,el anfiteatro junto a otros símbolos fascistas, fue bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial, causando grandes daños, que serían reparados paulatinamente tras el fin del conflicto con la llegada de la República.
Muy interesante. Pocas veces se cuenta la evolución histórica de edificios o monumentos que nos encontramos sin saber cómo o por qué están como están en la actualidad. Gracias. Aludos
ResponderEliminarOjalá sigas publicando más sabiduría! Hasta pronto desde Roma ;-)
ResponderEliminarMuy buen articulo!
ResponderEliminarQue pena como la humanidad se preocupa más de destruir que de conservar. Es una lastima no poder disfrutar de este edificio en todo su esplendor hoy en día.
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