Aquellos afortunados que han tenido
la oportunidad de visitar, alguna vez, el Museo Archeologico
Nazionale di Napoli sin duda han podido gozar, con alegría y
asombro, de las bellas y cautivadoras piezas arqueológicas que
celosamente custodia, desde la Collezione Farnese, a las menos
conocidas Colezzioni Egizia, Epigrafica, o Numismatica, o la Sezione
Topografica, dedicada al pasado griego y etrusco de la Campania, y,
sobre todo, las espectaculares Collezioni Pompeiane: ¿quién no se
ha emocionado ante los frescos, los mosaicos, las estatuas, los
vidrios, las copas de plata, los objetos de bronce, y hasta las
humildes cerámicas? Lo que pocos saben, sin embargo, es que la
colección no está completa: desde poco después de su nacimiento fue
cuidadosamente censura, obedeciendo a la moral de la época, y el
fruto de esa censura gran parte del material arqueológico descubierto permaneció completamente oculto hasta fecha muy reciente,
sólo visible ante los ojos de unos pocos privilegiados, que tan solo pudieron acceder a ellos tras muchas trabas. Hablamos por supuesto del
Gabinetto Segreto.
El nacimiento del Gabinetto está
ligado a la creación de la colección del Museo di Napoli. Desde el
redescubrimiento de las ciudades sepultadas por el Vesubio -Ercolano,
Pompei y Stabia (1738, 1748 y 1749 respectivamente)- bajo el reinado
de Carlo VII, rey de Nápoles y de Sicilia -posteriormente, Carlos
III de España-, las piezas arqueológicas se fueron ordenando, y
exponiendo, en el entonces Real Museo del Palacio de Portici. La
incipiente colección se fue organizando en pequeñas salas y
gabinetes de carácter temático y tipológico, siendo accesible al
gran público únicamente a partir del año 1819, lo que permitió a
cualquier individuo, con independencia de su clase social o
económica, no sólo admirar el legado del pasado, sino también, en
múltiples ocasiones, malinterpretarlo. Al fin y al cabo, eran
numerosas las piezas de carácter erótico y obsceno que, durante
setenta años, habían surgido en las incesantes excavaciones
arqueológicas, provocando más de un quebradero de cabeza a los
encargados del museo, que no sabían donde albergar dichas piezas sin
que llamaran demasiado la atención. ¿La solución?. Organizarlas en
torno a la sala número XVIII, el denominado “Gabinete de los
Objetos Obscenos”
Esta primera sala “secreta”
albergó muchas obras escandalosas para la rígida moral del siglo
XIX, tales como un gladiador atacando con una sica su propio y enorme
falo en forma de perro, un gran grupo de tintinnabula con
numerosos falos cada uno, sátiros itifálicos, escenas de sexo en
mosaico y en fresco... y otras piezas consideradas igualmente
impúdicas para el momento, pero bastante más “inocentes” para
nuestra mentalidad actual, como por ejemplo un fresco de Apolo
abrazando a una Dafne que se convierte en laurel, un sarcófago con
un Baco borracho sostenido por dos sátiros o una estatuilla de Venus
en bikini atándose una sandalia. Sin duda, entre todas las piezas
halladas, la que más escándalo y revuelo provocó fue el famosísimo
conjunto marmóreo de Pan y Cabra, que tras su hallazgo en 1752 se
convirtió rápidamente en la pieza estrella del Gabinete.
El acceso al Gabinete siempre estuvo
sujeto a la adquisición de un permiso especial, restringiéndose
hasta tal punto la visita que, entre 1752 y 1762, únicamente dos
aristócratas extranjeros obtuvieron este permiso. En 1777, se
reforma el antiguo edificio de la Universidad de Nápoles para
convertirlo en la sede definitiva del Museo para albergar tanto las
piezas ya descubiertas como las que seguían saliendo a la luz en las
excavaciones de Pompeya y Herculano
La creación del actual Gabinetto
Segreto se produjo en 1819, el mismo año de la apertura al público
del Museo, a raíz de la inesperada visita del futuro rey de las Dos
Sicilias, Francesco I, quién, con la compañía de su esposa María
Isabel de España y de su hija Luisa Carlota, entonces de sólo
quince años, decidió darse un paseo por las diferentes salas del
recién abierto Museo. Es casi imposible no esbozar una sonrisa
divertida al imaginar su cara de asombro, estupor y espanto -y más
teniendo en cuenta quienes le acompañaban- al contemplar a su
alrededor, y sin cesar, una inmensa multitud de objetos fálicos:
lucernas, campanillas, esculturas de Príapo con su enorme falo
erecto, esculturas y pinturas de ninfas, sátiros y hermafroditas
representados en una infinidad de juegos eróticos, más o menos
explícitos... Francesco I abandonaría el Museo tan indignado y
horrorizado que ordenaría el inmediato aislamiento de todas las
piezas de carácter erótico en una sala especial, dónde solamente
“las personas de edad madura y moral reconocida” pudieran entrar,
siempre con una autorización especial. Michele Arditi será
designado encargado de escoger las 102 piezas que pudieran ofender la
moral tradicional creando así un área secreta a la mayor parte del
público a fin de no generar ningún tipo de escándalo.
Desde su creación, su “fama” se
extendió rápidamente por todo el panorama mundial, provocando que
numerosos científicos y aventureros, nobles y monarcas se acercaran
siempre en sumo secreto a visitar el Gabinete; los menos conseguirían
pases especiales, y la mayoría sólo accedió a la sala tras el pago
previo de sobornos a guardias y directores de museos. Así, a lo
largo de sus casi doscientos años de vida, el Gabinete de Objetos
Obscenos ha permanecido casi siempre cerrado a cal y canto, y
únicamente en breves períodos de liberalismo político se ha
permitido el libre acceso.
Tras el cierre decretado en 1819 por
Francisco I, en 1823 la colección pasó a llamarse Gabinete de
Objetos Reservados y continúo siendo necesario un permiso especial
para su acceso. La situación no mejoró en 1860; la entrada de
Guissepe Garibaldi en la ciudad permitió una breve apertura de
puertas, al declarar el Museo como propiedad de la nación y delegar
su dirección nada menos que en el novelista francés Alexandre
Dumas. La colección de temática erótica, hasta entonces relegada
al olvido, fue por primera vez catalogada y estudiada; recibiría
además un nuevo nombre, Colección Pornográfica, que perduraría
más de un siglo; y se permitió un mayor acceso, no sin recibir
críticas. Muchas piezas del Museo fueron recolocadas dentro de esta
sección y se añadieron otras halladas recientemente, hasta aumentar
en 1866 a 206 los objetos de la Colección. A pesar de la resistencia
inicial, esta zona se hizo mucho más accesible al ser los dirigentes
y no la Corona quienes permitían la entrada.
La llegada al trono de la Casa de
Saboya como consecuencia de la unificación de Italia restringió de
nuevo la entrada a la Colección. Se llegó incluso a especular con
la destrucción de las piezas, puesto que eran monumentos perniciosos
para la moral de los visitantes y contrario a la buena reputación de
la familia real. Sería el entonces conservador del Museo quién
lograría frenar su destrucción, al proponer y conseguir impedir su
acceso mediante una puerta cerrada mediante tres cerraduras y tres
llaves distintas, custodiadas por tres personas diferentes. Se barajó incluso la posibilidad de encerrar en 1851 en la Colección a todas aquellas
Venus que estuvieran parcial o completamente desnudas.
La censura continuaría bajo la
Italia fascista, momento en que era preciso el permiso del Ministerio
de Educación para poder visitar la colección, quedando en abril del
año 1931 reducido el acceso a únicamente artistas y estudiosos
siempre que certificaran previa y satisfactoriamente su profesión.
Tras la Segunda Guerra Mundial la censura perdería fuerza
progresivamente hasta su desaparición definitiva en 1967, si bien
aún en 1971 era necesario obtener un permiso especial para poder
visitar el Gabinete. A partir de 1972, y aunque teóricamente de
libre acceso y sin necesidad de ningún tipo de permiso, el Gabinete
ha estado a pesar de todo cerrado al público durante larguísimas
temporadas, argumentando todo tipo de motivos y excusas -desde
restauraciones a goteras-, y la prohibición de acceso para las
mujeres ha permanecido intacta hasta el siglo XXI.
Finalmente en 2000, tras organizarse
algunas salas, el Gabinete Secreto ha sido reabierto al público sin
que ningún tipo de veto, prohibición, permiso o excusa impida el
acceso a todos los públicos -si bien los menores de catorce años
siguen estando obligados a entrar con compañía de un adulto-. Su
aspecto actual recuerda las vicisitudes que la colección ha
experimentado durante estos dos siglos, organizándose el espacio
intentando evocar el contexto cotidiano al que estaban ligadas las
piezas así como su función original.
En la actualidad, el Gabinete Secreto
consiste en una antesala (A) y, tras cruzar la puerta de entrada, de
un pequeño vestíbulo (V), con cuatro habitaciones internas
secuenciales, dispuestas en forma de herradura. Mientras que los
objetos en A y V provienen de diferentes lugares y regiones, las
cuatro habitaciones interiores pretenden reproducir diversos espacios
pompeyanos: 1, la casa pompeyana; 2, el jardín pompeyano; 3, el
burdel; 4, la calle. Los objetos así mismo se pueden agrupar en
función de los diferentes aspectos de la sexualidad romana... y ello
nos sirve de excusa para señalar algunos de las piezas más
interesantes del Gabinete Secreto.
Aspecto religioso:
A: destaca un espléndido sarcófago
romano con una escena de bacanal en relieve, en cuyo centro aparece
un Baco borracho apoyado en dos sátiros y rodeado de ménades
danzantes, envueltas en diferentes juegos eróticos con varios
sátiros
V: Cerámica de figuras rojas
atribuida al pintos Epiktetos en la que una bacante está a punto de
mantener relaciones sexuales con un burro; diversos exvotos
anatómicos de terracota (falos en su mayoría, si bien también
encontramos varios senos y vulvas), provenientes del santuario
samnita de Cales y datados en los siglos IV-II a.C.
2: Estatua del dios Príapo, sin
cabeza pero con un falo de grandes proporciones, en alabastro de
color amarillo bastante llamativo.
3: Más estatuas de Príapo, en
barro y en bronce, pensadas para realizar libaciones de agua, vino y
lecho sobre su falo; estatuilla de márfil indio que representa a la
diosa hindú de la fertilidad, Laskshmi, danzante, completamente
desnuda y adornada por gran diversidad de joyas.
Aspecto cultural.
Presente principalmente en la
decoración del hogar, pensados pues para embellecer el interior de
las casas y jardines de las villas, y cuyos protagonistas son sobre
todo dioses y héroes.
A: Estatua de mármol del dios Pan
enseñando a tocar la flauta -clara alegoría fálica- al joven y
desnudo pastor Dafnis
V: Pequeña estatuilla de bronce de
un sátiro barbudo reclinado con un gran falo erecto.
1: Colección de frescos. Zeus
seduce a Leda como cisne; Apolo abraza a Dafne mientras se convierte
en laurel; Hermafrodita desnudo en una frenética pelea erótica con
un sátiro barbudo que intenta poseerlo; abrazo entre el cíclope
Polifemo y la ninfa Galatea; las tres Gracias; todo tipo de escenas
eróticas de sátiros con ninfas y con bacantes.
2: Relieve de mármol blanco con
Apolo y tres ninfas en plena orgía sexual en una sola cama; bajo
relieve de mármol de una ninfa que intenta defenderse del ataque
sexual de un sátiro barbudo agarrándolo por la barba; Venus desnuda
tumbada en una concha marina; estatuilla de mármol de la diosa Venus
en bikini que se ata una sandalia tras el baño.
3: Copa de planta de la casa del
Menandro en que Marte y Venus tienen relaciones sexuales en una cama
mientras Eros desnudo observa.
Aspecto caricaturesco.
A: Mosaico de baldosas negras y
blancas en que varios pigmeos intentan aparearse en varios barcos que
cruzan el Nilo.
V: Crátera de figuras rojas con
escenas de soldados representados con vientres abultados y enormes
falos.
1: Frescos. Pan, tras descubrir que
la hermosa mujer dormida con la que trataba de acostarse es en
realidad un hermafrodita, intenta huir mientras éste le sostiene de
un brazo y exhibe un gran falo erecto; Eneas lleva a su padre
Anquises sobre los hombros y a su hijo Ascanio de la mano, durante la
huida de Troya, todos con forma canina.
2: Nuevas
escenas de pigmeos
apareándose en barcos sobre el Nilo; el conocidísimo grupo
escultórico del sátiro Pan manteniendo relaciones sexuales cara a
cara con una Cabra -sin duda la pieza más censurada y ocultada desde
la creación del Museo, no tanto por su temática sexual, sino
también por los amorosos ojos de la Cabra y la delicadeza casi
romántica con la que Pan la posee.
objetos pensados para
hacer reír a los comensales a un banquete, o bien a los clientes de
alguna taberna. Jarras de terracota en forma de enanos deformes y
grotescos con grandes falos; tazas de cerámica con cara de sátiro y
un lengua móvil fálica que surge al llenarse las tazas de bebida;
estatuas de bronce de vendedores ambulantes, o esclavos,
esqueléticos, con enormes penes flácidos, sujetando bandejas para
depositar dulces; figurillas de bronce de personajes esperpénticos
pensados para decorar la mesa, tales como pigmeos bailando, oradores
desnudos, un guerrero-gallo.
3: Diversos
4: Fresco de un callejón de Pompeya
que adornaba la fachada de una tienda, en que un burro penetra a un
león y es declarado ganador por una Victoria alada que le entrega la
corona y la palma (se ha considerado, desde un punto de vista
alegórico, que representa a la paciencia -el burro- como superior a
la fuerza bruta -el león-)
Aspecto comercial.
Principalmente frescos provenientes
de burdeles.
3: Frescos pornográficos de poca
calidad artística (en su mayoría graffiti), que representan a
parejas heterosexuales y homosexuales -sólo hombres-, en todas las
posturas sexuales posibles; un relieve en mármol con escenas
similares, destinada no a un burdel, sino a una taberna; lámparas de
cerámica de época imperial con nuevas escenas sexuales no
necesariamente destinadas a burdeles o tabernas.
Aspecto mágico.
El uso del falo como amuleto por su
capacidad apotropaica
3:
Tintinnabula de bronce,
suspendidos de cadenas en las entradas de las casas o tiendas con la
función de defenderlas del mal de ojo mediante el recurso de
provocar la risa. El
tintinnabulum clásico es un pene erecto
con un cuerpo fuerte y poderoso y dos alas abiertas, al que se puede
añadir un cuerpo fálico, una cola fálica, piernas fálicas, brazos
fálicos y así sucesivamente, a los que, por último, se sumaban
campanillas colgadas de cadenas con el objetivo de que su sonido
ahuyentara a los malos espíritus. Para que la risa ayudara también
en este cometido, algunos
tintinnabula tienen además formas
grotescas: destaca un gladiador que, con la ayuda de una daga
curva,combate contra su propio pene erecto convertido, en una pantera
agresiva; un enano que monta un caballo-falo, sin darse cuenta de que
va a ser penetrado por su cola fálica. Con esta misma función
apotropaica hay tres lámparas de aceite de bronce en que forjadores
que sostienen un martillo dan un golpe certero a sus inmensos falos.
Otras piezas:
-Brasero del s. I de la casa de
Julia Felix de Pompeya cuyos tres pies tienen forma de sátiros con
la mano izquierda extendida hacia adelante y un pequeño pene erecto.
-Diversos amuletos fálicos -los
denominados fascinum- tanto para niños como para adultos
pensados para protegerlos de accidentes y enfermedades, de diferentes
materiales: hueso, marfil, bronce, cristal de roca, etc.
4: Insignias fálicas de toba
encontradas en el exterior de algunos talleres de Pompeya con la
misma función que los tintinnabula. El más conocido es, sin
duda, es el que portaba la inscripción felicitas hic habitat
de una panadería
Aspecto funerario.
V: Cippi fálicos de
travertino, usados como señales de tumbas etruscas de Chiusi y
Perugia, datados en el s. II-I a.C. Se explican comúnmente como
lápidas de personajes masculinos de los cuales se ha querido
resaltar de manera especial la virilidad o su fuerza generativa; sin
embargo, los nombres grabados son tanto de hombres como de mujeres,
por lo que tal vez deban ser explicados como una esperanza de
renacimiento (puesto que la tierra, a la que se desciende con la
muerte, es un elemento femenino, es necesario el masculino para
volver a nacer)
A: el sarcófago mencionado en
aspecto religioso
Aspecto erótico-amoroso.
V: Plato ático de figuras rojas
(mediados del s. V a.C.) con una escena de sexo anal entre un hombre
y un esclavo; ánfora etrusca de figuras negras con nuevas escenas de
sodomía de personajes masculinos en un ámbito deportivo (ya que las
escenas homosexuales solamente aparecen en áreas de cultura griega y
etrusca, no romana); crátera itálica de figuras rojas con dos
jóvenes comensales y una prostituta (segunda mitad del s. IV a.C.)
3: Fresco de la casa de Lucio Cecilio
Giocondo con escena erótica entre una joven pareja; pila de bronce
grande con escena erótica en su interior, destinada no sólo a las
abluciones en un banquete sino también a ser expuesta en el atrio de
la casa como muestra de riqueza, refinamiento, riqueza o cultura del
propietario; cerámica con tres sátiros con barba y desnudos con
enormes falos; dos pequeñas estatuillas de terracota de amantes que
se besan, uno independiente, otros acostados en una cama con un
pequeño perro en brazos