Publicado previamente en Tempora Magazine
Tras
la derrota de Cartago en la Primera Guerra Púnica, en el año 241
a.C., la República romana se lanzó al dominio naval del
Mediterráneo. No obstante, su control de los mares distaba mucho de
ser absoluto. Al este de Italia, el reino de los ilirios, gobernado
por la tribu de los ardiaei, comenzaba a amenazar las rutas
comerciales romanas sobre la totalidad del mar Adriático. Al frente
de este reino se encontraba, desde 250 a.C., Agrón, rey de los
ardiaei. Bajo su liderazgo, Iliria amplió su dominio
terrestre a costa de sus vecinos, sobre todo del reino de Épiro, al
sur, así como mediante la conquista y el saqueo de ciudades costeras
estratégicas como Faros, Apolonia o bien Epidamno. Sus dominios
llegarían a abarcar de esta forma el territorio de la actual Albania
y parte de los estados modernos de Croacia, Bosnia y Montenegro.
Dado que el terreno del reino creado por Agrón era pobre y rocoso,
su pueblo se dedicó de forma mayoritaria al sector naval, y, más
concretamente, a la piratería, hasta conformar la flota más temida
de todo el Adriático.
Sin
embargo, en 231 a.C., en la cima de su gloria, Agrón moriría de
forma imprevista tras conseguir una aplastante victoria sobre los
Etolios. Según el historiador griego Polibio (II, 4, 6), nuestra
fuente histórica principal, “el rey Agrón, cuando su flota
regresó y escuchó de sus generales el relato de la batalla, se
llenó de alegría en su mente por haber derrotado a los etolios, por
aquel entonces el más orgulloso de los pueblos: se dio a la bebida,
a diversas celebraciones, y apasionados excesos, por los cayó en
una pleuritis que, en pocos días, le produjo la muerte”
Como
el heredero de Agrón, Pinnes, hijo de su primera esposa Triteuta,
era todavía un niño al morir su padre, el reino ilirio de los
ardiaei pasó a ser gobernado por su segunda esposa, Teuta, en
calidad de reina regente. Teuta continuaría la política
expansionista de su esposo con igual e, incluso, mayor éxito,
entendiendo sus territorios desde Dalmacia, al norte del Vjöse,
hasta el sur, con Sködra como capital, si bien la armada iliria
estableció su base de operaciones en Shkodër, en la costa de
Sarandë.
No
obstante, sus acciones, al contrario que con el rey Agrón, fueron
descritas de forma negativa por Polibio, debido no tanto a su sexo,
como a la falta de objetividad del historiador griego, favorable al
expansionismo romano, con el que Teuta, y no Agrón, entró en
conflicto. Según Polibio II, 4, 7-8: la reina “confió la
dirección del gobierno, al menos en buena parte, a sus amigos”,
poseía la “cortedad natural de miras de una mujer”, y añadió
que “con cálculo muy propio de mujeres, no veía otra cosa que no
fueran sus éxitos más recientes, así que no podía darse cuenta de
lo que estaba ocurriendo a su alrededor, ni tuvo en cuenta para nada
los intereses extranjeros”
Polibio,
II, 4, 9, también menciona que Teuta apoyó la práctica iliria de
la piratería, saqueando a sus vecinos sin criterio y ordenando a sus
generales a tratar a toda ciudad conquistada o barco capturado como
enemigos. Sus operaciones se extendieron rápidamente hacia el sur,
entre el Mar Jónico y las costas occidentales italianas, hasta
otorgar a la armada iliria el práctico control del mar Adriático.
Al parecer, las ciudades del sur de Italia y Sicilia, por su riqueza,
fueron sus principales puntos de mira, si bien el hito más destacado
de su reinado fue la conquista y saqueo de Fenice, la capital de
Caonia y considerada, hasta ese momento, la ciudad más fuerte e
inaccesible de Epiro. El evento infundiría “un terror y un pánico
no pequeños a los habitantes de las costas griegas” (Polibio, II,
6, 7), que los propios epirotas, tras pagar un fuerte rescate por
recuperar Fenice y tras acceder a que gran parte de sus habitantes
fueran vendidos como esclavos por los ilirios, llegarían a enviar
varias embajadas a la reina para establecer una alianza de
colaboración con ella, en la que prometían ayudarla y socorrerla en
todas las ocasiones que ella exigiera. Otros eventos destacables de
su regencia serían los ataques y posterior conquista de Elea, Isa y
Mesina, la expulsión de los comerciantes griegos de la costa de
Iliria y el ataque constante a los navíos romanos que cruzaban el
Adriático.
Serían
estas incursiones piratas las que acabarían obligando a los romanos
a declararle la guerra a la reina Teuta. En un principio, el Senado
romano obviaría las quejas contra los navíos de Iliria que los
comerciantes que navegaban por el Adriático le iban presentando. Sin
embargo, como el número de quejas tan solo aumentaba, y el asalto a
los comerciantes italianos se convertía en algo endémico, el Senado
se vio forzado a intervenir.
En
un primer momento se intentó hacer uso de una vía diplomática,
enviando como emisarios a dos hermanos, Cayo y Lucio Coruncanio.
Llegados a Sködra, en la actual Albania, y de acuerdo con las
instrucciones recibidas, exigieron a la reina compensaciones por las
perdidas, y el cese inmediato de las expediciones. Teuta, “les
escuchó de modo desdeñoso y altanero” (Polibio, II, 8, 7); en
respuesta les indicó que “de nación a nación procuraría que los
romanos no les sucediera nada injusto de parte de los ilirios, pero
que, en lo que se refería a los ciudadanos particulares, no era
legal que sus reyes impidieran a los ilirios sacar provecho del mar”,
es decir, según las leyes ilirias, la piratería era una actividad
legal en su país y que, por lo tanto, no podía interferir en su
práctica y, mucho menos aún, impedirla. La respuesta de Lucio sería
a un mismo tiempo jactanciosa e imprudente: “Los romanos, oh Teuta,
tienen la bella costumbre de castigar de forma pública los crímenes
privados y de socorrer a víctimas de injusticia. De manera que, si
un dios lo quiere, intentaremos rápida e inexorablemente obligarte a
enderezar las normas relaes respecto a los ilirios” (Polibio, II,
8, 10)
Como
es lógico, la amenaza no gustó a la regente iliria. Según Polibio,
ordenó dar muerte a Lucio y embarcar de inmediato al otro emisario
con el cadáver de su hermano de regreso a Roma. Casio Dio por su
parte menciona que, en efecto, un emisario fue asesinado, pero el
otro, lejos de regresar, sería encarcelado. Roma, que muy
posiblemente buscaba desde hacia tiempo una excusa para declarar la
guerra a Iliria, aprovechó el incidente para iniciar la llamada
Primera Guerra Ilírica en año 229 a.C., declarando que Teuta había
violado la inmunidad diplomática, y no se había mostrado razonable
en las negociaciones.
Mientras
Teuta continuaba sus ataques sobre Grecia, en concreto sobre Corcira,
Epidamno y Paxos, una flota de 200 barcos romanos se preparaba para
la invasión de Iliria, apoyada por un ejército de tierra. La
dirección de la ofensiva fue confiada por el Senado romano a los
cónsules de aquel año, es decir, a Lucio Postumio Albino, a quién
se entregó el mando de las fuerzas terrestres, y Cneo Fulvio
Centumalo, quién recibió la dirección de la flota. El primer
objetivo de la flota romano fue Corcira, gobernada por Demetrio,
quién era, además, gobernador de Faros.
Tanto
en el relato de Apiano como en el de Polibio, se afirma que Demetrio,
“víctima de calumnias” y “quién recelaba de Teuta”
(Polibio, II, 14, 4), no tardó en traicionar a los ilirios,
rindiendo Faros y Corcira a los romanos. Sin embargo, según Casio
Dio, fue la propia Teuta quién ordenó a Demetrio entregar Corcira a
Roma a cambio de una tregua temporal. Sea como fuera, su deserción
motivaría a otros muchos generales de Teuta a rendirse sin presentar
batalla, cayendo con facilidad en las manos romanas las ciudades de
Epidamno, Isa, Apolonia y diversos enclaves ilirios anónimos a lo
largo de la costa; otras muchas urbes enviarían delegaciones a los
cónsules aceptando de forma voluntaria su protectorado. En muchos de
esos casos, se nos menciona que ante el avance de las legiones
romanas los ilirios levantaban de inmediato el sitio o la ocupación
y huían, lo que invita a pensar que, a pesar de contar con una
formidable flota, no poseían, por el contrario, un ejército
terrestre igual de eficaz. Teuta se vio obligada a huir hacia Rizon,
actual Risano, en la bahía de Cattano.
La
victoria había sido tan aplastante, que el cónsul Fulvio pudo
regresar a Roma con la mayor parte de las fuerzas marítimas y de
tierra, dejando a Postumio con solamente cuarenta naves y una legión,
reclutada entre las ciudades sometidas. La reina, con las fuerzas
bastante mermadas, y golpeada por la deslealtad de sus generales, se
vio obligada a rendirse en 227 a.C. Según Polibio (II,12,3) la reina
Teuta “consistió en pagar cualquier tributo que la impusieran,
ceder Iliria entera a excepción de muy pocos enclaves y, en lo que
concernía a los griegos, se comprometió a no navegar más allá de
Lissus -actual Alessio, en la desembocadura del río Drin- con más
de dos naves desarmadas”.
Solo
una pequeña porción del antiguo reino ilirio de Agrón-en torno a
la ciudad de Sködra-quedó en manos de su hijo Pinnes, si bien en
calidad de protectorado romano, y bajo la regencia de Demetrio-quién
recibía así el trono de Iliria en pago a su traición- mientras la
mayor parte del mismo pasaba a convertirse en otro territorio de la
República. Demetrio sin embargo no tardó en iniciar hostilidades
contra Roma, y, tras nueve años de paz, dio inicio a la denominada
Segunda Guerra Ilírica, en la que fue derrotado por Lucio Emilio
Paulo. En cuanto a Teuta se desconoce su destino; las informaciones
son bastante contradictorias: un retiro de algunas décadas, el
matrimonio con el propio Demetrio, y el suicidio, desde una roca en
Risan, en la bahía de Koto -la actual Montenegro-, son los finales
que se le atribuyen a esta reina.
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Fotografías:
Fotografía 1: Retrato idealizado de la reina Teuta de Iliria en la fachada principal del Banco Nacional de Albania
Fotografía 2: Vista de Skodra hacia el NE junto al lago homónimo, lugar de operaciones de la flota iliria y capital del reino bajo la regencia de Teuta
Fotografía 3: Bahía de Kotor, en Risan (Montenegro), lugar del supuesto suicidio de la reina Teuta
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Bibliografía:
https://www.ancient-origins.es/noticias-historia-personajes-famosos/la-feroz-reina-los-ilirios-teuta-la-ind%C3%B3mita-002576
(visto el 11 de noviembre de 2015)
http://amantesdelahistoria-aliado.blogspot.com.es/2014/10/la-reina-teuta-de-iliria.html
(visto 13 de noviembre de 2015)
Evans,
A.: Ancient Illyria: An
Archaeological Exploration, 2006
Wilkes,
J.J: The Illyrians,
1992, 151-162
Polibio,
Historias,
II, 4-12
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