jueves, 6 de marzo de 2014

Augusto: la difícil sucesión

La cuestión sucesoria y la muerte de Augusto.
La enfermedad de Augusto en el año 23 a.C puso ya en evidencia los problemas en torno a la sucesión. Con el fin de garantizar la continuidad y estabilidad de su nuevo régimen, y ante la ausencia de un hijo varón, Augusto precisaba designar a un heredero por medios poco dramáticos y suaves que no despertaran de nuevo las temores del Senado ante una posible monarquía. Para ello, el elegido debía ganarse su posición por méritos que fueran reconocidos por el pueblo romano y a través de la acumulación progresiva y lenta de honores y cargos. Por lo general, se acepta que el primer heredero elegido por Augusto fue Marco Claudio Marcelo, el hijo de su hermana Octavia, a quién además casó con su única hija, Julia; si bien, en el momento de caer enfermo en el año 23 a.C., la lectura de su testamento ante el Senado mostraba su preferencia por Marco Agripa, su colaborar más antiguo y cercano, y el único capaz, por su larga experiencia, de dirigir el Imperio y las legiones en caso de que Augusto hubiera muerto. De hecho, tras fallecer Marcelo en ese mismo año, Augusto casará a su hija con Agripa, con quién tendría tres hijos y dos hijas: Cayo César, Lucio César, Julia la Joven, Agripina la Mayor y Póstumo Agripa, este último así llamado por nacer después de la muerte de su padre. Poco después del nacer su segundo hijo, Agripa conseguiría un cargo de cinco años de duración para la administración de la parte oriental del Imperio con el imperium de un procónsul y la misma potestas tribunicia que tenía Augusto. Esta concesión de poder evidenciaba la preferencia de Augusto por Agripa, pero al igual que Marcelo, también Agripa moriría antes que su suegro. Tras su fallecimiento, se hizo rapidamente evidente la intención de Augusto de convertir a sus nietos Cayo y Lucio César en sus herederos tras que los adoptara legalmente como hijos propios y los nominara para los consulados de los años 1 y 4 d.C. También mostraría preferencia por sus hijastros, Tiberio y Druso el Mayor, a quienes concedió mandos militares y cargos públicos, si bien siempre favoreció más a Druso. Tras la muerte de Agripa, Augusto respetaría el matrimonio de éste con Antonia, hija de su hermana Octavia y Marco Antonio, mientras que obligaba a Tiberio a divorciarse de su primera esposa Vipsania para casar con Julia, la hija de Augusto. Poco después, Tiberio se retira como ciudadano privado a la isla griega de Rodas en el año 6 a.C. Las razones esgrimidas para justificar el exilio voluntario de Tiberio han sido muchas: el fallido matrimonio con Julia, su exclusión de la vida política a favor de sus hijastros...Sea como fuere, no regresará a Roma hasta el año 4, momento en que las prematuras muertes de Lucio y Cayo César en los años 2 y 4 d.C. y el fallecimiento repentino de su hermano Druso en 9 a.C. obligan a Augusto a adoptarlo como sucesor, si bien con la condición de que Tiberio adoptara a su vez a Germánico, su sobrino, casado con Agripina, nieta de Augusto, con lo que éste quizás pretendía asegurar que el poder imperial regresara algún día a su familia. Junto a Tiberio, Augusto adoptaría también a su último nieto varón superviviente, Póstumo Agripa, que, sin embargo, por razones aún no demasiado claras, acabaría en el exilio en el año 7, dejando a Tiberio como único sucesor. Augusto muere el 19 de agosto del año 14 en Nola. Una gran procesión condujo su cuerpo de vuelta a Roma, dónde se celebró en su honor un funeral de Estado y fue incinerado, siendo depositados sus restos en el Mausoleo que él mismo construyera en el Campo de Marte.

El culto imperial.
Augusto se negó a su divinización en vida y no consistió templos en su honor, si bien permitió el culto a su persona si iba asociado al de la dea Roma, una deificación de Roma surgida en la Asia Menor hacia el siglo II a.C., así como el culto a su numen y su genius, en privado por las familias y en público por el ejército. El numen era una fuerza divina solo propia de los dioses mientras que el genius era la divinidad protectora del paterfamilias. El Senado ordenó libaciones a su genius en los banquetes públicos y privados ya a comienzos de su gobierno. En el año 12 a.C. se añade al genius de Augusto la figura de los lares, divinidades que protegían los hogares, y los compita, los puntos de intersección de las vías. Finalmente se organizó todo un culto oficial para atender a los lares y al genius de Augusto, sembrando el germen del posterior culto imperial. Así, a su muerte en el año 14, Augusto fue proclamado divus o divino. El culto imperial sería un importante elemento de cohesión del Imperio, sobre todo en las provincias orientales.


La semana próxima: la biografía de Tiberio

1 comentario:

  1. Sigo viendo las biografías. Muy bien, pero deja correr un poco tu prosa, no la reprimas.
    un saludo

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